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El técnico certificador de la zona concerta una cita para visitar tu vivienda. En esta visita al inmueble, realizará un croquis y tomará medidas de las estancias, revisará los materiales de la fachada y cerramientos e inspeccionará las instalaciones de calefacción y climatización.
A continuación, el técnico certificador realizará un plano del inmueble e introducirá los datos del edificio en un programa informático para obtener la calificación energética. Para calcular la calificación energética se tienen en cuenta: materiales de cerramiento exterior, carpinterías y tipo de ventanas, sistemas de climatización, etc.
Con los resultados obtenidos del cálculo, se genera el certificado energético que indica el grado de eficiencia energética del inmueble. Esta graduación va desde la letra "A" la letra "G". Además, el propietario recibirá un dossier con unas sugerencias de mejora para rehabilitar el inmueble y conseguir una mejor calificación.
Finalmente el certificado debe ser registrardo en el órgano competente de tu comunidad autónoma, que verificará que todo es correcto. Este organismo expide la etiqueta energética oficial, que debe ser usada para informar a los posibles compradores o arrendatarios del inmueble. El registro puede ser realizado por el propietario o por el técnico certificador.